domingo, 30 de junio de 2013

Argumento

La obra está centrada en un problema jurídico, ya que desarrolla un caso de aplicación de la ley ática sobre la figura de la epíkleros, literalmente heredera única, a la cual, según el derecho ático, debe desposar el pariente más cercano para mantener la herencia de sus bienes en el seno de la familia. Encontramos, pues, tres hermanos: Esmícrines, Queréstrato y un tercero (por cierto, en la representación los nombres cambian, lo ilustraremos en la siguiente entrada), cuyo nombre desconocemos, que ha muerto y dejado dos hijos: un varón, Cleóstrato, y una mujer de la que tampoco sabemos el nombre. El enredo surge por un capricho de la Diosa Fortuna. El joven Cleóstrato que se ha ido a la guerra en busca de riquezas, ha dejado a su hermana bajo la tutela de su tío Queréstrato, padrastro, a la sazón, de Quéreas, hijo de su segunda mujer. Cuando la obra comienza está ya prevista la boda de la hermana de Cleóstrato con Quéreas. Pero la situación pronto se complica, porque Daos, esclavo y antiguo preceptor de Cleóstrato, regresa de Asia con un copioso botín de guerra dando por muerto a su amo, ya que solo se encontró su escudo junto a un cadáver irreconocible. La presunta muerte del joven trastoca todos los planes de boda de su hermana; pues, ante el suculento botín, la chica se ha convertido en epíkleros al morir su hermano.

Esto atrae la codicia del viejo Esmícrines, cabeza de todo el clan familiar; ya que, según la ley, tiene perfecto derecho a casarse con su sobrina y quedarse, así, con la herencia. El fiel Daos, a quien trata de hacer cómplice el viejo Esmícrines, urde un plan para chasquear las apetencias del avaro. Según Daos, Queréstrato ha de fingir su propia muerte tras repentina y aparatosa enfermedad. Toda la familia fingirá, igualmente, el duelo. De este modo la hija de Queréstrato será su heredera, y Esmícrines se encontrará de repente con sus dos sobrinas como epíkleros y no tendrá más remedio que elegir. Ante la duda, optará por la más rica, la hija de Queréstrato, con lo cual la hermana de Cleóstrato se verá libre del asedio a que la somete su viejo tío y podrá, al fin, casarse con su prometido Quéreas. La maquinación se pone en marcha y un cómplice que se hace pasar por médico extranjero da cuenta de la gravedad de Queréstrato.

A partir de aquí tenemos una laguna de, por lo menos, doscientos versos, donde tendría lugar la escena del óbito imaginario (lo cual está representado por Ziater). El resto de la comedia se encuentra en un estado sumamente fragmentario e incompleto; por los restos conservados de los actos IV y V sabemos de la llegada de Cleóstrato en medio del velatorio, así como del conocimiento, por parte de Esmícrines, de la muerte de su hermano. El final se ha perdido, pero para Ziater no ha sido difícil imaginarlo: habría la alegría por la doble boda de Quéreas con la muchacha y de Cleóstrato con su prima, además de por la resurrección de Queréstrato, frente a la frustración y ridículo del ambicioso Esmícrines.


2 comentarios:

  1. Como en toda obra divulgativa, es imposible atraer la atención de un público no especializado manteniendo la rigurosidad académica en cuanto a términos, hábitos y nombres propios.

    Un reputado novelista e historiador italiano, Valerio Massimo Manfredi, utiliza la misma técnica de acotamiento en varias de sus obras (especialmente notable en "El ejército perdido").

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  2. Argumento tomado de Pedro Bádenas de la Peña, "Menandro: Comedias", 1982, pág.202 y 203, Editorial Gredos S.A, Madrid - España.

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